Nuevo Equus quagga
El quagga (Equus quagga quagga) es una subespecie extinta de cebra común (Equus quagga) . Al contrario que las subespecies hoy existentes, el quagga era una cebra de pelaje pardo rojizo no rayado en el lomo y cuartos traseros, y salpicado de rayas negras en cara, cuello, costados y crines. El vientre y las patas eran enteramente blancas. Estas diferencias tan grandes en cuanto a coloración condujeron a que fuera descrita inicialmente (1788) como una especie aparte.
Los quaggas formaban manadas en la zona sureste de la actual Sudáfrica, como en la zona media y meridional del Estado Libre de Orange, siendo especialmente abundantes en la Provincia del Cabo. Su nombre procede de la lengua de los Khoi (Hotentotes) y tiene un origen onomatopéyico: es una adaptación del ruido característico del propio quagga.
Los quaggas fueron cazados desde la llegada de los primeros colonos holandeses por su carne y su piel. Una de las referencias científicas más antiguas de la época acerca de la matanza de estos animales, es la de Edwars que, en 1758, describió sus caracteristicas. Según este autor, "la carne de las cebras era utilizada para alimentar a los peones hotentotes que trabajaban en los campos y sus pieles se utilizaban para fabricar sacos. Y tal era el número de quaggas y hasta tal punto llegarón estas utilitarias carnicerías, que se dió orden a los cazadores de recuperar las balas, extrayéndolas del cuerpo de los animales muertos, ante el temor de que se agotaran las municiones". A mediados del siglo XIX, la colonización del interior ocasionada por el éxodo de los bóer descontentos con la soberanía inglesa sobre la colonia condujo a la matanza de miles de cabezas dentro de un plan general de exterminio de animales salvajes en la zona. Esta política tenía como objetivo el destinar las tierras de pasto de las grandes manadas al ganado doméstico. La población de estos animales en libertad descendió rápidamente, hasta el punto de que la especie ya se había extinguido en Sudáfrica para 1870. En 1793 murió uno de los pocos especímenes cautivos en el zoológico de Paris, al que siguió el del zoo de Londres en 1872 y el de Berlín en 1875, este mismo año ya resultaba dificil encontrar una sola piel de quagga en África. El 12 de agosto de 1883 murió el último quagga que vivía en cautividad en el zoo de Ámsterdam, extinguiéndose definitivamente la subespecie. De esta manera, en un espacio relativamente corto de tiempo, la ignorancia y la codicia humana acabó con una raza animal en franca prosperidad y perfectamente adaptada a su biotopo.
El quagga es el único animal extinto cuyo ADN ha sido extraído, secuenciado y estudiado en su totalidad. Gracias a ello, los laboratorios de la Smithsonian Institution de Washington D.C. pudieron probar finalmente y sin asomo de duda que el quagga era una subespecie de la cebra de planicie, que se definió como raza entre 120 y 290 mil años atrás.
La disponibilidad de ADN en perfectas condiciones hace posible la teórica "resurrección" del quagga por medio de la clonación. Sin embargo, no se ha realizado ningún experimento en este sentido, pero sí la formación de "nuevos" quaggas a partir de cebras de planicie del Parque Nacional Etosha de Namibia mediante un proceso de cría selectiva que potencie las cualidades más afines al extinto quagga en cada generación. El llamado "Proyecto Quagga" comenzó a trabajar en este sentido en 1987 con nueve cebras procedentes de Etosha, elegidas entre 205 candidatas. El proyecto está en marcha desde entonces en Vrolijkheid, cerca de Robertson, Sudáfrica.
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